LA OPINIÓN DE PACO BASANTA


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CONVULSA PRIMERA VUELTA


08-01-25 - Paco Basanta

Fue una primera vuelta convulsa para el Río Breogán. Si se esperaba, después de todo el sufrimiento de la pasada campaña, una temporada con menos tensión muy pronto se pudo comprobar que no iba a ser así, ni mucho menos. La confección de la plantilla había generado cierta expectación, sobre todo porque los técnicos habían optado por reforzar aquellas facetas que habían sido más deficitarias en el curso anterior como la dirección y generación de juego y la capacidad de anotación. La llegada de jugadores como Charlie Moore, Darrun Hilliard o Aleksandar Aranitovic alimentaban las expectativas aunque al mismo tiempo también se establecían dudas sobre la solvencia del juego interior.

Muy pronto se empezaron a atisbar los problemas. Por un lado se confirmó que el Breogán tenía una deficiencia muy evidente dentro de la zona pero además no terminaban de cumplirse las expectativas con respecto a la esperada mejoría del perímetro. “ Es difícil atacar menos que el año pasado. Veremos a un Breogán mejor” había manifestado Veljko Mrsic en plena pretemporada. Previsiones que se cayeron por completo porque durante el tiempo que el técnico croata estuvo al frente del equipo, hasta la novena jornada, el Breogán no había mejorado al del año pasado, ni en ataque ni en defensa. En la temporada 2023-24 el equipo lucense acabó siendo el conjunto con menor anotación de la Liga con 74,4 puntos de media, cifra que aún empeoró en las nueve primeras jornadas de la actual campaña donde su media de anotación quedó en unos exiguos 71.6 puntos. Esta circunstancia se agravó porque además el equipo había perdido gran parte de la solvencia defensiva que había sido vital para lograr la última permanencia. De los 78,6 puntos encajados en la campaña anterior pasó a recibir 84,3 puntos en las nueve primeras jornadas. Ni en ataque ni en defensa y además las sensaciones que transmitía el equipo eran para nada positivas. El nuevo proyecto hacia aguas y solo faltaba que un rival directo por la permanencia como el Granada pasara por el Pazo para llevarse con claridad la victoria. Fue el último encuentro de Mrsic al frente del Breogán.

Antes del cese del técnico ya se había iniciado el proceso de cambios en la plantilla. La primera medida fue establecer conversaciones con el Valencia para conseguir la cesión de Ethan Happ. Unas negociaciones largas y complicadas por varios motivos desde el económico al interés de otros equipos pero sobre todo por los problemas físicos que aún sufre el jugador. El acuerdo con el Valencia y con el pívot ya es total pero ahora falta que la recuperación de su lesión en el pie sea un hecho para que se incorpore a la disciplina breoganista, algo que, si no hay recaída, se producirá en los primeros días de febrero. Así la primera de las incorporaciones con la liga iniciada la protagonizó Dominik Mavra. Se buscaba a un base que pudiera dar descanso a Charlie Moore, que superaba los 30 minutos en pista por partido ya que Adam Somogyi, que llegó como teórico segundo base, nunca contó para Mrsic.

Luis Casimiro y Víctor Pérez, sustitutos de Mrsic y de Iván Sunara, debutaron con buen pie en la cancha del Gran Canaria. De todas formas, la mala suerte volvió a cebarse con el conjunto lucense y justó en el entrenamiento previo al partido ante el Real Madrid se lesionaba de gravedad el jugador referente del equipo, Charlie Moore. Fue un golpe duro a la línea de flotación del equipo y además obligaba a variar totalmente la planificación del nuevo cuerpo técnico entre otras cosas porque es prácticamente imposible, sobre todo con limitaciones presupuestarias, sustituir con la temporada avanzada a un jugador de la calidad y aportación de Moore. De todas formas, el Breogán se repuso o eso parece de tal importante revés. Con Luis Casimiro al frente, el balance es de tres triunfos y tres derrotas pero lo más importante es que con una clara evolución en el juego del equipo. Obviamente aún hay fases de irregularidad, sobre todo en lo que hace referencia a la intensidad del equipo en el trabajo defensivo y que cabe considerar lógicas en plena fase de transformación de la plantilla, pero las líneas están marcadas. El ataque es más fluido, se ha mejorado la circulación de balón y ya se consiguen ventajas con respecto a las defensas rivales lo que permite mejorar los porcentajes y la anotación. El partido en Andorra puede ser un buen punto de partida, sobre todo porque a la mejoría de juego se ha unido la recuperación, o eso cabe esperar, de un jugador tan vital para el Breogán como Darrun Hilliard. Si realmente el estadounidense exhibe a partir de ahora el nivel que se le supone sería una muy buena noticia al igual que la adaptación, al equipo pero también física, del pívot John Egbunu y la confirmación de las buenas maneras mostradas por Dae Dae Grant.

Son sensaciones positivas que ahora hay que refrendar. La primera oportunidad será ante el Leyma Coruña, un partido clave porque el Breogán no puede volver a fallar, y menos en el Pazo, ante otro rival directo. Un triunfo permitiría acabar la primera vuelta con seis victorias ( que podría ser siete si sorprenden al Baskonia). Un bagaje que se puede considerar positivo si se tiene en cuenta todo lo sucedido desde el inicio de competición.


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SENSACIONES ESPERANZADORAS


28-09-24 - Paco Basanta

El Río Breogán inicia una nueva temporada en la Liga Endesa, será la cuarta consecutiva y la vigesimoséptima en la máxima categoría ( seis en Liga Nacional y 21 en la ACB) y lo hace con un objetivo básico y que ha permanecido invariable a lo largo de todos esos años: conseguir mantener la categoría.

Probablemente para esta campaña que está a punto de iniciar se podría añadir un pequeño o gran matiz, conseguirlo pero sin alcanzar los niveles de tensión y de contratiempos de la pasada temporada. Y este deseo, alguno podría considerarlo casi como una necesidad, parece que también lo han compartido desde la propia entidad lucense. Es evidente que hay factores que se escapan de cualquier control (circunstancias personales o lesiones) pero en lo manejable no hay más que revisar la confección de la plantilla para concluir que los técnicos han buscado potenciar sobre todo aquellos aspectos del juego que fueron más deficitarios.

En la temporada pasada, dejando al margen los sucesos extradeportivos, el Breogán careció de una dirección de juego solvente, de referentes ofensivos y de auténticos generadores de juego, circunstancia que solo se pudo solventar en parte en el tramo final con las incorporaciones de Justin Robinson y de Ben McLemore. Que la primera contratación de cara a esta temporada haya sido la de un jugador como Charlie Moore, el base más destacado sobre todo a nivel de anotación en la última edición de la Lega, ya fue toda una declaración de intenciones. A él se unieron posteriormente dos jugadores también con clara vocación ofensiva como Aleksandar Aranitovic y Darran Hilliard y un Jordan Davis que completa la gama de recursos ofensivos con su velocidad, intensidad y facilidad de decidir en el uno contra uno.

Es evidente que la plantilla del Breogán ha variado, pero no solo porque continúen tres jugadores sino porque las características de los recién llegados propiciarán también un notable cambio en la forma de juego. Para empezar no parece que vaya a ser necesario en esta campaña dejar al equipo rival en menos de 70 puntos para tener opciones de triunfo porque no debería haber tantos problemas de anotación como en el año pasado. Los partidos de pretemporada ya han dejado pinceladas de este cambio. Aún falta, como es lógico, mucho trabajo de equipo, de coordinación y de adaptación para poder ver la mejor versión de estos jugadores, pero de momento ya se ha podido comprobar que la línea exterior dispone de más recursos y de más calidad lo que hará una ofensiva mucho menos previsible. El Breogán jugará con posesiones más cortas y con mayor velocidad.

Quedan dos aspectos básicos por determinar. El primero por lo visto en pretemporada parece encaminado y hace referencia en la asunción de los roles _ no siempre es fácil repartir protagonismos y menos con jugadores acostumbrados a acaparar muchos tiros_ y la capacidad del equipo para mantener una de las señas de identidad del técnico Veljko Mrsic que es el trabajo y la intensidad defensiva. Como se dijo antes, lo visto en los partidos de preparación parecen despejar dudas. El equipo ha sabido compartir el balón, la circulación ha sido la correcta aunque no siempre como es lógico a estas alturas de la preparación y se ha demostrado, en especial ante todo un equipo Euroliga como el Mónaco, que el equipo mantiene esa característica de saber agarrarse a los partidos aun en situaciones de mucho desacierto y para esto, para lograr ser competitivo aún en los peores momentos ante el aro, solo hay una fórmula y está en el trabajo atrás.

La otra duda aún está por despejar. Está claro que el juego interior no dispone de la calidad que sí se atesora desde el perímetro. Hay que reconocer en primer lugar que con apenas dos millones de presupuesto para la plantilla es muy difícil alcanzar el equilibrio deseable, y a partir de ahí hay que saber que será necesario mucho y buen trabajo para compensarlo. La calidad de los exteriores, sobre todo cuando el equipo ya funcione como tal a pleno rendimiento, debería facilitar este trabajo. La mayor amenaza perimetral se debe de traducir en más espacios y mejores opciones dentro de la zona. Veremos la evolución, posiblemente haga falta un poco de paciencia pero, al menos para el que esto escribe, las sensaciones son esperanzadoras.